Control de la combustión

La combustión es una reacción en la que los reactivos desarrollan una reacción de oxidación exotérmica rápida que, por razones de economía, debe de ser completa en cuanto al combustible, lo que exige trabajar con un cierto exceso de comburente, pero ello de forma limitada para evitar pérdidas de calor en los productos de la reacción. El control cuantitativo de la reacción se deberá hacer en consecuencia variando la alimentación de combustible. Por otra parte en los productos de la combustión pueden aparecer productos no deseados por el desarrollo de reacciones paralelas lo que también puede controlarse conduciendo la operación de modo más segura.

El flujo de calor del proceso de combustión vendrá solicitado a partir de una señal determinada, adecuada al proceso que se esté ejecutando, el cual actuará sobre un controlador de caudal de combustible alimentado. Para los combustibles gaseosos lo usual es que se esté utilizando un cierto tipo de combustible ya sea gas natural o propano de poder calorífico prácticamente constante. El caudal calorífico se pude controlar mediante un diafragma, tomando en cuenta la presión del gas que debe de ser regulado en la presión y el caudal para evitar interacciones entre ambos se recomienda que el primero tenga menos pérdida de carga que el segundo.

La propiedad fundamental de los combustibles líquidos, tanto en lo que se refiere a la alimentación del quemador como en su comportamiento es la viscosidad. Según sea esta el control del caudal calorífico puede realizarse directamente o no. En el caso de los combustibles muy viscosos el aceite debe de calentarse a la temperatura adecuada, la dosificación se realiza mediante el calibre del orificio del quemador. Si se desea controlar la viscosidad en el caso de que el aceite presente variabilidad de esta propiedad, pueden utilizarse sistemas de control que miden esta propiedad de modo indirecto.